“Al país lo ponemos de pie los argentinos“, dice Fernando Savore. Su almacén, Chiche, hace que rindan más los 4.000 o 6.000 pesos que se otorga para comprar alimentos a quienes más lo necesitan.
El presidente Alberto Fernández dijo al mes de asumir en C5N que la clase media “se va a beneficiar mucho” por la tarjeta alimentaria. Fernando Savore, comerciante de la localidad bonaerense de Villa Sarmiento, es parte de ese sector que fue golpeado durante la era Macri aunque no tanto como los más bajos y lo sabe. Es por eso que desde su almacén “Chiche”, llamado como lo apodan, le da a quienes consuman con la tarjeta alimentaria un 10% de descuento en sus compras.
Se combinan las primeras marcas con las pymes
“Valoramos esta iniciativa de ponerle $4.000 al que tiene un niño y $6.000 al que tiene más y nos sumamos. Somos un comercio familiar y hacemos el esfuerzo”, le contó a minutouno.com. El anuncio del beneficio está en una hoja blanca escrito con marcador. “Es nuestro humilde aporte”, dice en la letra chica a la que rubrica con “al país lo ponemos de pie los argentinos”.
El consumo de leche en 2019 fue el más bajo en casi 30 años de acuerdo al Observatorio de la Cadena Láctea Argentina, que depende del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. La carne salió de la mesa de los argentinos y cayó a 51,2 kilos por habitante según la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes. La tarjeta alimentaria (AlimentAR) que se distribuye a través del Ministerio de Desarrollo Social apunta a revertir esta curva descendente de una vez y para siempre.
“Fue un declive. Muchos de nuestros colegas terminaron con el negocio cerrado. Antes era difícil encontrar una persiana baja en un centro comercial a cielo abierto y hoy todavía lo estamos viendo”, así define Chiche al período 2015-2019 que terminó el 10 de diciembre pasado.
Savore, presidente de la Federación de Almaceneros de la provincia de Buenos Aires, no se para de ningún lado de la llamada grieta. “No tengo banderías políticas”, se define aunque recibió al gobierno del Frente de Todos con “optimismo”. Parafraseó al slogan de campaña de “volver a prender la economía” al plantear que desde el sector tienen “la esperanza de que esto vuelva a arrancar”.
Chiche vende productos no perecederos y tiene fiambrería
“Una señora estaba sin trabajo, complicada y ahora consiguió un pequeño empleo. Nos puso contento. Un comercio de barrio no es más que un pequeño espejo de lo que pasa”, cuenta con la libreta del fiado en mano. Es que el almacén de barrio siempre cumplió una función social. El comerciante tiene trato con la familia, le deja llevar una gaseosa al nene o a la nena cuando vuelven del club, al hombre o la mujer le anota una cerveza fría cuando salieron sin billetera y hasta aguanta un poco hasta fin de mes cuando la mano viene complicada.
Chiche conoce a los clientes, le da descuento a los que más necesitan y le “reperfila” hasta fin de mes a los que fueron afectados por la crisis y necesitan llenar la heladera. Con esfuerzo, da un ejemplo que bien puede ser imitado por otros comerciantes y por todos los sectores de la economía.