Estas cifras se desprenden de un estudio de Unicef Argentina.
En 2017, una adolescente dio a luz en la Argentina cada seis minutos, según informó este jueves Unicef. Siete de esos 258 partos diarios (aproximadamente 2,7%) corresponden a niñas menores de 15 años que, en el 70 % de esos casos, no deseaban ser madres.
Las cifras concretas fueron las siguientes: en Argentina nacieron 704.609 niños y niñas, de los cuales 94.000 fueron de madres adolescentes y 2.500 de menores de 15 años. Del total, 22% dieron a luz por segunda o tercera vez. “Es escandaloso para esas niñas y para esos bebés, porque les estamos restando oportunidades“, sostuvo Olga Isaza representante adjunta de Unicef en la Argentina.
Tras recordar que el 70% de esos embarazos llevados a término fueron no deseados, la especialista hizo hincapié además, en que la fecundidad en la adolescencia tardía (15 a 19 años) “ha venido decreciendo, pero la temprana, es decir la de las niñas de 10 a 14 años, se ha mantenido estable“. Hay que trabajar para que también comience a decrecer“, agregó.
Según las organizaciones, Latinoamérica es la segunda región del mundo con la tasa más alta de embarazo no planificado.“Entre 2010 y 2015 Argentina tenía embarazo adolescente más alto que Chile, que Uruguay, que Colombia que Paraguay, algo para pensar siendo que se trata de un país que tiene condiciones para estar en una situación mejor”, manifestaron.
Para contribuir a revertir esta situación, la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), junto a nueve ONG, lanzaron la quinta campaña para prevenir el embarazo no deseado en la adolescencia, que este año tiene como lema #PuedoDecidir y está enfocada el derecho a elegir cómo, cuándo y con quién tener relaciones sexuales.
La campaña se da en el marco de la Semana de la Prevención del Embarazo no Planificado en la Adolescencia, que este año se desarrolla del 21 al 28 de septiembre.
Las organizaciones advirtieron que “estos embarazos no planificados están vinculados a múltiples factores sociales, económicos y culturales”. Entre ellos destacaron la falta de información; la falta de acceso a los servicios de salud; falta de aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI); la vigencia de prejuicios, estereotipos y mandatos sociales y el abuso o violencia sexual.