Así lo aseguró el último reporte semanal de Rosgan. El consumo interno de carne vacuna cayó 12% mientras que el de cerdo y pollo no mostró variaciones.
Si comparamos el consumo total de carnes actual con el de hace 10 años es exactamente el mismo, 110kg por habitante por año. Sucede que de ese entonces a la fecha se dio una transferencia de casi 17kg de la carne vacuna hacia el pollo y el cerdo, que sumaron 10kg y 7kg a su consumo per cápita, respectivamente.
En la actualidad, el consumo de estas dos carnes combinadas (58kg) supera en 7kg el consumo de carne vacuna (52kg).
¿Es esta baja en el nivel de consumo local consecuencia de la actual pérdida del poder adquisitivo del consumidor o hay otros factores que también están afectando la preferencia del consumo?
Pareciera ser que además de razones coyunturales, existen otras que están influyendo cada vez con mayor fuerza sobre el consumo de carnes rojas en general, representan cambios en las tendencias de consumo que trascienden el ámbito nacional.
“Tal es el caso del auge de vegetarianos y veganos, de los desarrollos en materia de carne artificial, de las tendencias impuestas por las nuevas generaciones de consumidores, por los movimientos ambientalistas e incluso por un cambio en la dieta del propio consumidor tradicional de carnes”, detalló Rosgan.