Si bien por el momento la operatoria es habitual, por el dragado constante del riacho Barranqueras, la continuidad del fenómeno podría acarrear complicaciones.
Una inmensa masa de arena asoma en la superficie del Paraná. La postal se percibe a simple vista y confirma la existencia de un fenómeno que ya ha hecho encender las alarmas: la pronunciada bajante del río Paraná genera un pobre nivel de riacho Barranqueras, con lo cual, de persistir estas condiciones podría haber consecuencias con la provisión de combustibles, al menos por vía fluvial, en la provincia del Chaco.
El antecedente más próximo no es alentador: hace poco menos de un año, el escaso caudal de agua impidió el ingreso de barcazas que tenían como destino los muelles de Respol y Shell por unos 10 días; por lo que las autoridades provinciales han puesto en marcha los mecanismo con que cuentan para evitar que se repita este escenario.
PRONÓTICO RESERVADO
Desde la Administración Provincial del Agua (APA) confirmaron a NORTE que las previsiones no invitan a la ilusión. De hecho, el último informe publicado por el Instituto Nacional del Agua (INA) expone que no están previstas precipitaciones de consideración en las cuencas de los ríos Paraná e Iguazú, pero tampoco en la del río Paraguay, con lo cual, se torna complicado pensar en un repunte del caudal del riacho Barranqueras, al menos durante las próximas jornadas.
El pico de la bajante podría producirse el viernes, con un nivel inferior a los 2 metros, lo que provocaría inconvenientes para el ingreso de las barcazas.
“Hoy (por ayer) estamos en los 2:15 metros en Barranqueras, y si bien es un nivel bajo estamos dragando permanentemente para evitar trastornos, pero si esta situación se profundiza, podríamos tener algunos problemas”, explicó el vocal del instituto provincial, Gustavo D´Alenssadro.
Un dato no menor es, además, la baja carga con que cuentan las represas de Yaciretá e Itaipú (Brasil) que impide aportar a la suba del caudal de agua a través de las descargas programadas.
ALERTA COMBUSTIBLES
Por el momento, sólo hay “alerta amarilla”. El nivel del río permite operar a las barcazas con normalidad, con lo cual, el abastecimiento no está afectado.
Ahora bien, si, como se estima, el caudal continúa bajando y se ubica por debajo de los 2 metros, no habrá dragado que permita navegar a las embarcaciones.
El año pasado, un fenómeno similar obligó a las empresas a implementar un mecanismo de abastecimiento terrestre que resultó bastante oneroso pero cuyo costo fue absorbido por las petroleras. La diferencia es que por estos días estas productoras de los combustibles se encuentran en plena disputa con el Gobierno por el congelamiento del precio de los productos, por lo que es difícil pensar en que vayan a tomar una actitud similar.